martes, 20 de octubre de 2009

TU MORAL ES AMORAL


Te venden gato por liebre y lavan su moral con el jabón en polvo más berreta del mercado. Limpian las culpas que no tienen y sus manos siempre están impecables. Las pasan por agua a menudo y dejan que la mugre se vaya con la corriente. Subestiman tu pensamiento y tu razonamiento. Te tratan de boludo, bah. Con tanta liviandad que espanta.
En discursos vacíos borran su memoria y creen infantilmente que también lo hacen con la tuya. Cambian de bandos, de grupos, de equipos, de plataformas. Pisan donde más les conviene cuando les conviene. Cambian sus planteos una y otra vez, y hasta muchas veces se contradicen. Olvidan lo que dijeron antes y olvidarán lo que dirán después. Su palabra no vale aunque griten en altavoz frente a una multitud. Se peinan las peluquitas, se ajustan las corbatitas, se arreglan las camisitas, te hacen una sonrisita y de a poco te quitan tu platita .
Se bandean para un lado y para el otro. Se traicionan, se insultan, se injurian, se acusan. Con la misma desfachatez después te dicen lo que tenés que hacer. Te dicen con qué ley por la vida te tenés que mover.
Primero se quieren, después se odian. Primero se aunan y después se abandonan. De esos, abundan. No le dejan hacer a los que quieren hacer y dejan de hacer porque prefieren deshacer. En la crítica al otro se pierde la propia obra y en ese discurso marketinero se dispersa la mirada de miles de nosotros que esperamos una respuesta más segura, más certera, más decidida. Con la imperfección de los demás amparan su falta de perfección y su falta de acción. En definitiva usan la palabra para confundir y el vacío para herir.
Destruyen y concluyen que mejor es no perder, porque perder no los deja joder.
Y pasa el tiempo. Y el tiempo pasa. Y siguen ahí sentados, molestando, criticando, estorbando. Politicamente se relacionan, se mueven y así perduran. Pero nunca maduran. Pelean como chicos inutilmente y desarman el presente. No piensan en la gente, sólo quieren ser dirigentes.
¿Para qué? Para abusar de todos y de todo. Para tener poder y poder tejer redes perversas y siniestras que amparen y justifiquen sus actos corruptos y sus movimientos en supuestos papeles de defensores de nuestros derechos, de nuestros intereses.
Ellos no tienen la culpa de nada, sus manos lavan cada mañana. Y de esa manera limpian lo que no han hecho cuando lo han podido hacer, cuando han estado en el poder.
Y hoy aparecen ahí, del otro lado, peleando contra los que han querido hacer algo. En voz de mando, en discursos de machos. Tiran y tiran de la cuerda. Te aturden, te marean, te ofenden.
Te involucran con la excusa de que la masa ha perdido el rumbo y te incluyen en su discurso. Ponen palabras en tu boca y generalizan creyendo que uno ha perdido la cordura pensando que ellos pueden ser tu mejor ayuda, tu mejor ocpción.
Me molesta que crean que yo no recuerdo y que pienso como ellos. Me molesta que quieran borrar mi moral con el mismo jabón que lavan la suya.

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