martes, 17 de noviembre de 2009

TE AVISO QUE TE ESPÍO


Y resulta que ahora tu vida es importante porque alguien te espía. Mientras que durante años esperaste que alguien hiciera algo por vos y por el dolor que viviste, ahora todos vuelven a recordarte porque oculto tras las sombras hay un ser que quiere saber qué decís, qué hacés, con quién te juntás, qué ocultas. Tras esa sombra oscura y perversa, un ser cree hacer su bien con una convicción más que adversa al sentido común, al humano común. Y lleva como nombre un apodo, una clave, un seudónimo. No da la cara, se oculta, porque verdaderamente algo oculta: quien es. Pero no lo hace con la misma habilidad que lo haría un héroe de película, un espía matriculado. No es un Bond, es un James. Porque la idea es que no sea honesto, que no sea sincero. Porque la idea es que se oculte tras una pirámide perversa que trama mucho más que ocultar la identidad de un solo hombre y espiar a un solo individuo.
Y en la cúspide está la clave, el secreto, la develación. Una trama, una organización organizada para llegar mucho más lejos que lo que uno cree. Pero mienten, se esconden, niegan, se hacen los boludos.
Lo que planean es mucho más grande, es mucho más siniestro. Pero como no son esos héroes de película antes de espiar tocan timbre y antes de aceptar lo que piensan, lo niegan.
Hay pruebas, llamadas, acusaciones, investigaciones, pistas, muchas pistas., porque de los espías que hablo, dejan tantas huellas como rastros por donde pisan.
Y empiezan por los más débiles, por los que piden justicia por derecha, basándose en un derecho. Y después siguen con los que les hacen frente, o con esos mismos que simulan ser amigos pero que saben que algún día cualquiera cuando no les sirvan más los pueden hundir.
Y así van avanzando, de a poco te van a espiando. Empiezan por uno determinado y después terminan llegando a todos. Ese es el plan, de a poco controlar la vida de todos. Saber detalles. Estar al tanto de momentos, ideas, ganas o lo que sea para detenerte en el camino. Para imponer lo que ellos quieren, para hacerte rehén de su plan sin fundamentos.
Pero es todo un misterio porque nadie se hace cargo, porque como siempre nadie sabe nada y como siempre, nadie tiene nada que ver...

martes, 10 de noviembre de 2009

ENDROGADAS POR LA VIDA


Pastillas para adelgazar, para dejar de fumar, para el tránsito lento, para el dolor de ovarios, para calmar la histeria. Las mujeres llevamos un Vademecum de posibilidades a resolver con una píldora. El problema es que tenemos tantos problemas como cápsulas hay en el mercado. Y la maldita revolución femenina también nos ha llevado a estados de ánimos extremos por el exceso de responsabilidades. Y la falta de comprensión sigue siendo una amiga más en nuestras vidas. Que el trabajo, que los hijos, que el marido, que la casa, que la familia, que las hormonas... Esas malditas chicas que aparecen y descontrolan cualquier estado de felicidad y armonía. Y la armonía ya no se encuentra, ya no se siente, ya no nos viene a visitar. Y es ahí cuando todo se empieza a poner oscuro y perdemos el foco de lo que somos y de lo que queremos ser. La vida nos explota, sí. Todo nos agota. Tantas cosas hacemos durante el día, durante la semana, durante toda la vida que la razón de existir muchas veces se convierte en la "misión" de existir.
Un pastillero oculto entre esas tantas cosas que uno guarda en ese container que denominamos cartera, es la salvación al hundimiento, a la depresión, a la angustia que nos provoca ser todos los días lo que somos: mujeres.
Para que nos vean lindas, para que nos vean satisfechas, para que nos vean calmas, para que nos vean... Y como corresponde, no como locas desatadas que avanzan a paso firme pero desorientado. Porque sino no podemos crecer, no podemos ejercer. Todos empiezan a sospechar y a ver en nosotras cosas que no son, que no somos. Y especulan tanto sobre lo que nos puede estar pasando que hieren. Son nuestros ánimos los que nos traicionan, literalmente nos hunden.
La incomprensión puede ser lo peor, el problema más difícil de solucionar. Porque no nos escuchan, porque piensan que somos de hierro y piedra en una excéntrica mezcla que ni siquiera vemos en una obra construída a prueba de terremotos. Es imposible. Lo que ven o quieren ver de nosotras, es imposible. Reconocer que nos pasan cosas, que con todo no se puede, a veces también eso nos mata.
¿Pero cómo hacer para que esa imagen de"fragilidad" que lleva nuestro sexo no se nos venga en contra? Porque nosotras podemos. A nuestros tiempos y en nuestros tiempos, pero podemos. Nada nos detiene. Pero tampoco se puede ir por la vida con la violeta el martes, la amarilla el jueves, la verde el domingo... No podemos hacer una paleta de colores nuestra semana. No podemos hacer de nuestra vida una farmaco-dependencia. Eso es nuestro fin, nuestro peor final.
Dejar que nuestros estados fluyan y se expandan cada vez que se les antoje ,puede ser una solución y que los demás entiendan, que preferimos ser como somos a ser clientas permanentes de la farmacia de la esquina.
Y ni hablar de las sesiones de terapia, del dermatólogo, del ginecólogo, del oftalmólogo, del odontólogo, del dietólogo. De todos los especialistas especializados en "ólogos". Así, no se puede ser mujer. Así, no se puede.
Empecemos a manejar nuestra vida con la cabeza y no con una o varias recetas. La vida puede ser mucho más agradable que un blister... Y al que no le guste, que se tome una pastillita para los nervios!