lunes, 28 de diciembre de 2009

MALDITO CORCHO


Resulta que hay un "mito" que dice que a quien le cae el corcho, se casa. O lo cazan, todo depende desde dónde se lo mire. Y en época de festividades, los descorches están a la orden del día. Y vos, en medio de todos tus parientes que ya tienen hijos, que ya están casados y/o divorciados, que ya van por sus terceras nupcias, que ya han intentado una y otra vez esa casi imposible misión que es el amor, -vos que estás sola por convicción, porque querés, porque se te canta-, sos el blanco. No porque vayan a apuntarte con esas gigantes botellas directamente a la cabeza, sino porque los astros, el viento, los dioses del Olimpo y todo, absolutamente todo, conspira para que cada vez que se abra una botella, seas quien cabecee al mejor estilo Palermo para evitar quedar con un ojo negro.
Y ese es el momento en el que todos pueden hacer su descarga gritando: "Se casa, te casás, se casa...!"
Y vos mirás para todos lados buscando a esa persona maldecida por toda tu familia, pero resulta que sos vos, sus miradas apuntan indefectiblemente a vos. Sólo a vos.
No importa sino está en tus planes, no importa si por decisión la llamada soledad es tu única pareja. No importa si querés seguir viviendo sola sin que nadie te diga a qué hora comer, qué comer y cómo comer. No importa si querés dormir hasta cualquier hora sin que nadie te despierte porque tiene que trabajar temprano. No importa si querés seguir saliendo de noche sin darle explicaciones a nadie. No importa si querés seguir teniendo tus amigos varones y no dejarlos por un concubino celoso. No importa lo que quieras, ellos te dictan, te gritan y te "bendicen" con el hermoso matrimonio. Nada importa. Ellos siguen en la suya, riéndose, festejando antes de tiempo, que te casás!
Pero más allá de lo que puede generar tu familia o el resto de los gerontes conocidos, que creen que sólo podés ser feliz si pasás por el registro civil y si tenés un jardín de infantes en lugar de una casa armoniosa absolutamente entera para vos, todo conspira en tu contra.
El denominado "corcho"- en adelante el "proyectil"- siempre apunta a vos. Siempre, se dirige a vos. ¿Por qué? ¿Qué ecuación física hace para que pase por encima de cuarenta cabezas, pegue una curva a 120 km/h y caiga sobre vos en un slow motion de publicidad de champagne?
¿Es sólo para divertir a los demás o para moverte la cabeza y que del golpe se te acomoden los pájaros y pienses en que puede existir esa posibilidad?
¿Es una premonición, una señal de los vientos, los nuevos aires que se avecinan y que te llevan rumbo a la felicidad o una videncia de una condena a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional?
Creo que el problema no es el chichón causado por el proyectil, ni tener que hacer un improvisado paso de acrobacia para evitar ser impactado sin aún no impactó en vos. Creo que el problema está en que esa chota suerte corcheril llegó a vos literalmente para arruinarte la vida. Porque en el momento menos pensado, en medio de un festejo donde las bebidas hacen su efecto correspondiente, vos tenés que replantearte tu vida dando las excusas pertinentes de por qué NO te casaste, no lo hacés y no lo harás...
A eso, que llaman la suerte del casamiento, bendecido y/o anticipado por el proyectil no es más que un mito, no es más que una leyenda para generarle un problema a las que como yo, aún siguen solas.
Maldita suerte, maldito corcho...