martes, 20 de octubre de 2009

MUCHA MUCHACHA


Nos llaman el sexo débil pero cuando varias débiles se juntan, la fuerza nos acompaña. Muchos cerebros piensan más que uno y muchas habilidades resultan la fuerza necesaria para lograr un objetivo, "él" objetivo.
No tendremos los músculos de Arnold, ni la velocidad de Forrest, ni el poder de Sansón, pero sí la habilidad de saber combinar con sutileza las variedades de pensamientos. Alguna aportará la estrategia, otra la seducción, otra la experiencia, otra la razón y otra posiblemente aporte la lógica. Y si hay más, la combinación probablemente sea explosiva. La habilidad física a esta altura, es lo de menos.
Siempre la inteligencia opera por sobre un cuerpo entrenado y con resistencia. Y por sobre la fuerza bruta masculina. El poder, siempre está en otro lado.
El aquelarre puede ser espontáneo o planeado. El momento y el lugar, nunca importan. La reunión es la clave. El motivo no es el encuentro. El encuentro termina generando un motivo. Un mismo motivo de lucha, de búsqueda, de triunfo. Lo divertido del encuentro es encontrar un motivo, o sea, un objetivo. Un plan a seguir, un resultado a conseguir. Todo puede convertirse en un posible plan: una conquista, un ascenso, un crecimiento, una venganza, un negocio, una trampa. El ritual, la ceremonia de cómo llegar a ello es absolutamente mágico. Aparece, así de la nada. De repente. Sin aviso. Es como un flash, una visión.
Entre millones de palabras, exclamaciones, onomatopeyas, silencios -aunque pocos- surge la idea, la razón, el motivo del plan. Algo hay que resolver y ponerse en campaña para lograrlo. Varias carteras y especialistas en distintas áreas colaboran en pos de la excelencia. De la perfección.
Es la meta lo que activa las distintas cualidades y las pone en ejercicio. Es ese objeto de deseo lo que se pone en juego. La tormenta de ideas se encausa hacia un mismo lugar, hacia un mismo punto. Y es ese logro grupal lo que le da sabor al éxito. El resultado es de todas y no es de ninguna. Nadie se adjudica la satisfacción como propia, el goce es del equipo. Es el sentido de la unidad en su máxima expresión.
Es ahí donde desaparece el individualismo, el egocentrismo, la propiedad intelectual. El trabajo es de todas y todas tenemos la misma responsabilidad.
Cuando varias mujeres piensan como una sola, en el mejor sentido de la unidad, esa falta de fuerza física no nos desampara, y nos hace imbatibles e indestructibles. Y nada nos detiene. Por eso, cuando veas a muchas mujeres juntas lo aconsejable, es que les temas. Por más fuerza que tengas, por más músculos que poseas.
La unidad hace a la fuerza y las mujeres hacen de sus mentes una destreza. Probablemente te ganen la pelea.

2 comentarios:

  1. fedrus....excelente...
    rox

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  2. ahia, me hiciste extrañar a mis amigas, están casi todas de viaje...muy cierto estimada.

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