martes, 2 de noviembre de 2010

FAMA Y CIRCO


Pareche que hay uno que habla todo achí, otro que hace pa pa pa para no sé qué cosa con los pies, utru que se hace el que hubla en castellanu y nu se le entiende nudu, una señora con peluquita que no es señora y un desfile interminable de seres aún más llamativos que los anteriores. En este mundo paralelo, todos estos personajes se asoman un día y de la nada, pasan a convertirse en elencos estables y hasta a veces permanentes de una obra extensa a la que no se le puede predecir el final.
Comienzan a recorrer un camino tan vertiginoso como cretino. Una carrera, quién sabe para qué.
Ahora bailás, ahora cantás, ahora hacés el ridículo, ahora te humillás, ahora te enojás, son directivas que aparecen como obstáculos que deben superar para poder avanzar. Cuanto más cerca del límite, más escalofriante.
Descontrolan sus emociones frente a una caja provocadora de reacciones para terminar siendo parte de algo que no se sabe si es un drama o una comedia. Velocidad, en este mundo del que hablo todo tiene velocidad. Todo va tan rápido que los confunde, los atormenta.
Pasan de ser protagonistas a descartables según el momento. Y se desnudan, mientras sus vidas posan frente a la vista de todos.
No hay intermedios, no hay procesos, no hay duelos. Deben reír y llorar casi al mismo tiempo. Sus emociones se lanzan sin aviso de un extremo a otro convirtiendo todo en una gran montaña rusa.
Sus vidas se proyectan en una gran vidriera mientras los "cuerdos" desde afuera se ríen, se mofan, se regocijan. Sus vidas se convierten en grandes circos públicos donde no hay un animador que los acompañe.

Y así pasan, de un lado al otro mostrándose con lo único que tienen, ellos mismos. Creen ver en esto sus salidas, sus saltos, sus futuros. Se emocionan y se comprometen con la idea de salvarse. Y ahí se entregan por completo. Venden lo poco que tienen para sobrevivir. Venden su vida para sobrevivir.
Se convierten en exponentes de la burla, del chascarrillo, de la broma de mal gusto, de la vergüenza ajena. Entregan todo para que otros se diviertan, entregan todo para ser los bufones del rey.
Los exponen y se exponen a un ridículo que los humilla, para que otros se sientan un poco más normales y así ahorrarse años de terapia.
Los paran en una marca, les encienden la luz, les abren los micrófonos y los llenan de preguntas confusas para que hagan y digan cosas inesperadas. Los encandilan con la fama, la euforia y la adrenalina de un espectáculo al que no pertecen pero del que sí son parte. Y ahí los tienen dando su show hasta que encuentran otro mejor o diferente. Los ponen y los sacan, los sacan y los ponen, mientras ellos sentaditos esperan su próxima aparición. Se quedan como de guardia en una soledad y un dolor que sólo ellos deben experimentar.
Cuando su momento les llega, los quince minutos de fama se convierten en meses y quedan hipnotizados por una puesta en escena de un éxito que creen alcanzar. Y así siguen. En el camino algunos avanzan lo más que pueden, otros caen, hay quienes abandonan o están los que simplemente desaparecen. Los más resistentes y los capaces de transformarse según el contexto, perduran más. Quienes redoblan la apuesta, perduran más. Y extienden su fama aún un poco más.
Lástima que no se den cuenta que mientras los "cuerdos" juegan su juego, ellos pierden todo.

viernes, 29 de octubre de 2010

LA MUERTE NO ME SIENTA, ME PONE DE PIE.


Desde que la razón es razón, la razón se pregunta: ¿Qué hay más allá de la muerte? O por lo menos mi razón se lo pregunta. Y claro, como no creo en nada que no sea comprobable, tangible, visible, razonable o racional, para mí después de la muerte no hay nada. Para el que muere por lo menos, no hay nada.
Pero hay algo que deja la muerte y no es para quienes mueren, sino para quienes quedan. Un mensaje claro, contundente, fácil de entender: "la vida es una sola". Todo lo que hagas o dejes de hacer, será en esa única vida que vivas.
Y claro, la muy guacha no te avisa cuando llega, no te golpea la puerta y te dice: "Macho, ojo que tenés 34.548.987 minutos, horas o momentos de vida". La muy perra te deja pensando que puede ser en cualquier momento. Y ni hablar del cómo.
Pero lo bueno de no saber cuándo va a venir a buscarte, es que si te agarra con la vida vivida como quisiste, cuando venga te va a importar muy poco. Porque no dejaste de vivir, porque hiciste, porque quisiste, porque te animaste, porque amaste, porque te moviste, porque actuaste, porque pensaste, porque cambiaste de opinión también, porque decidiste por vos, porque hiciste lo que quisiste cuando quisiste. Pero sólo vas a poder hacerle "sucutrule" a la muy parca, si no dejaste de hacer lo que sentiste, aún habiéndote equivocado. Básicamente, si fuiste coherente con lo que sentiste y no te engañaste.
Sí, lo mio puede sonar muy Osho, muy Bucay, muy "El Secreto", pero como ellos no inventaron nada, está claro que yo tampoco.
Que la vida es una sola, eso lo sabemos todos. Eso, no es ningún misterio. Ahora, ¿estamos convencidos de que la estamos viviendo a pleno y de que no nos estamos perdiendo de nada?
Bueno, a mi la muerte me pega así. Cuando alguien se va, así, de repente, sin imaginármelo, me pregunto eso: ¿estoy animándome a vivir? Y mi cabeza empieza a escanear mi corazón y mi corazón empieza a escanear mi cabeza. Siento lo que pienso y pienso en lo que siento. Hago como una vista previa de mi vida y si me falta algún archivo importante, claro, encuentro un hueco, un vacío. Pero si siempre hice lo que sentí o si al menos lo intenté, me alcanza. Ese agujero no aparece. Ese archivo está.
Pero cuán conscientes somos de eso. Por qué muchos dejamos para otro momento lo que podemos resolver hoy, lo que podemos hacer hoy, lo que podemos sentir hoy. El tiempo pasa rápido, nos supera en velocidad y nos gana, siempre nos gana. Que nos deje perdiendo, ese sería el error.
Jugar a la vida. Jugar, esa es la cuestión, ese es el desafío. Hacer hasta lo imposible y más, hacer. Siempre hacer. Mal o bien, qué importa. Importa el intento, el intento hasta el final aunque no sepas cuándo es el final.
Entonces por eso a mi la muerte no me sienta, me pone de pie. Me hace pensar, me hace avanzar para no quedarme atrás y que cuando me encuentre, me encuentre feliz por haber hecho todo lo que quise, todo lo que más pude con mi vida y con los demás. Yo no me voy a rendir, yo voy a seguir disfrutando cada minuto, cada segundo. Voy a vivir mi vida entera, siendo coherente con lo que siento.
Así que cuando venga, que venga. Yo le voy a sacar la lengua y me voy a reír. Y recién después de eso le voy a dar la mano para que me lleve, a la muy perra.


martes, 19 de octubre de 2010

ESO NO SE DICE


"Perdiste la oportunidad de quedarte callada", decía siempre una amiga. Gran frase (en adelante "la frase") que puede aplicarse en casos de altas demostraciones de pérdida de la cordura.
Los nuevos medios de exposición han dado una herramienta más que efectiva a la hora de revelar datos que deberían guardarse entre cuatro paredes o por lo menos, entre las paredes del cráneo de uno. "Hace 15 días que no voy de cuerpo"; "Me vino"; "Lo acabo de conocer y ya me quiero casar"; "Quiero un marido que me mantenga"; "No tengo relaciones desde hace ya..."; "A mi novio yo le digo cariñosamente Firulete"; "A minutos de tener un encuentro íntimo...", a todas esas expresiones se aplica "la frase". No porque esté mal decirlas, sino por lo importante que es tener en cuenta en dónde y cómo se dicen. Por vegüenza nomás. Por guardar las formas y por el misterio en sí.
Todos sabemos que todos vamos al baño, pero no por eso tenemos que estar al tanto del momento exacto en el que se va, y los detalles sobre cómo ejerce el otro dicha tarea en el sanitario. Hay imágenes que mejor no imaginar, no reproducir en la mente. Silencio visual, algo muy sano.
Pero hay como una necesidad de hablar, de decir, de escribir estas necesidades o ganas porque... ¿no hay nada que decir? Entonces, mejor no digas nada. Casshate! Después nos quejamos porque nos ven como locas, desatadas, como objetos, como mujeres zarpadas, y no nos tratan como damas. Hay que ser siempre una dama, y demostrarlo siempre. Y cuando digo siempre, es siempre.
Cada una de nosotras tiene algo que la hace misteriosa, interesante, atractiva. Pensalo al revés. Viene un hombre muy atractivo, se te acerca, lo mirás, te mira. Se gustan, claramente te gusta. No se conocen, o sí, pero se atraen y mucho. Y de la nada, así, abruptamente te dice: "Comí como un chancho, me cayó mal, tengo retorcijones y unas ganas bárbaras de...", lo que sea que venga después, no lo querés escuchar. Repito, no lo querés escuchar. Se va la magia, toda la magia.
Entonces por qué tenemos que publicar detalles de nuestra vida que deben mantenerse en un ámbito privado. Claro, entre amigas quién no dice todas esas cosas. ¿Quién no las libera? Pero ese puede ser un contexto más que adecuado, si es que no es el indicado. Pero publicarlo NO, atate los deditos y censurate. Por tu bien, es por tu bien y por el de todos.
Lo que quiero decir es que la próxima vez que te sientes frente a la computadora, con la ventana de "¿Qué estás pensando?" abierta, antes de escribir un pensamiento de esas caracterísitcas, pares, frenes, te detengas un segundo y te preguntes: ¿perderé la oportunidad de quedarme callada?.


miércoles, 2 de junio de 2010

EL MUNDIAL ESTÁ DE MODA


Miré hacia arriba y lo vi. Un glamoroso y carísimo zapato forrado en piedras que brillaban llamativamente, pisaba una pelota oficial del mundial. El afiche promocionaba la película que se supone es la más femenina de la historia. Pero, el mensaje era tan poco atinado...
¿A qué mujer no le gustan los mundiales como para pisar con un alto taco una pelota y arruinar el juego?
La película que se supone nos conoce, porque habla de nosotras, hace chistes con nuestros códigos, copia conversaciones de nuestro género. La película que supuestamente nos "representa", nos quiere sacar del juego que más nos une a ellos, aunque sea una vez cada cuatro años.
Es raro, que no nos importe el mundial por el solo hecho de ser mujeres. Es raro. Esta bien, no salimos con los botines de punta a no ser que estemos muy enojadas. Y más que patear las pelotas las rompemos, pero justo una vez cada cuatro años hablamos del tema, sabemos del tema, nos incorporamos en el tema, jugamos... Podemos sentarnos junto a ellos y ver un partido sin que ninguno te insulte por bruta, porque vale todo. Cuando juega tu país vale todo. El grito, la pregunta ignorante, el suspiro por la aparición de algún Ballack o un Kaká, la reacción de impresión por algún golpe pasado de sangre o el llanto histérico por la no aparción de un gol, en ese momento está permitido. No te censuran, ni te insultan, ni te gritan, ni te ningunean. Simplemente te dejan compratir con ellos ese partido que a vos también te interesa. Y eso nos encanta, a todas. Aunque puede haber alguna excepción, no lo voy a negar.
Entonces... por qué esa negación a aceptar que dentro de nuestro mundo femenino, también hay cosas que compartimos con el masculino, y nos encanta.
¿Por qué pisarles la pelota para arruinarles el juego a ellos y las ganas de jugar de nosotras? Esto no es una guerra, es un mundo donde ambos géneros debemos convivir y coexistir. Y cuanto más tiempo compartamos, mejor será.
No digo que nos pongamos la camiseta y hagamos las que nos caemos mientras el árbitro nos mira, aunque seguro lo actuaríamos mejor que ellos. Vemos desde afuera, como simples espectadoras que disfrutan de un show impactante .
El mundial para nosotras es EL evento mixto, aunque sea un terreno absoultamente de ellos.
Tenemos cosas para compartir, el mundial es una de ellas. Hagamosló aunque Sex and the city nos diga que no. Hagamosló y ojalá que este año el mundial sea mucho mejor que la película. Y que viva el glamour!

lunes, 3 de mayo de 2010

YO TUITEO, TU TUITEAS Y ÉL, NO ENTIENDE NADA...



Cuando era chica mi padre me decía: "no hables con extraños". Y si hoy supiera que no solo hablo con extraños sino que también saben qué pienso, qué como, qué miro en la tele, qué me gusta y qué me deja de gustar, caería redondo instantáneamente sin darme tiempo a llamar al 911. Y si le dijera que me siguen 600 personas, seguramente miraría horrizado por la ventana intentando encontrar una manifestación de gente agolpada en la puerta de mi casa. Seguro se imaginaría algo así como a un grupo comando, una patota multitudinaria, una hinchada de barra-bravas. Y obviamente me preguntaría qué hice yo para que tanta gente me siga.Y claramente sería él quien llamaría a la policía.
Y aseguro, sin preguntarle previamente, que si supiera que algo llamado FourSquare puede indicarle a toda esa gente en qué punto exacto estoy parada en el mundo, ya te lo digo, le daría un ataque de nervios y un colapso que sin dudas lo llevaría a la muerte del miedo que le daría pensar algo tan lógico como que les estoy indicando a todos esos desconocidos, dónde encontrarme para secuestrarme.
"Nunca pongas tu nombre, ni tus datos, ni tus fotos en internet. ¡Es un peligro!" Ese es un claro consejo que podrían darte tus padres para que no te metas en problemas, pero... Claro, él no entiende qué es Twitter o qué son las redes sociales.
Él no entiende...

Y así como él no entiende, son muchos más los que no entienden. A simple vista o a simple explicación, nadie entiende nada.
Mantener conversaciones con gente que no conocés y no te conoce, es difícil de entender. Más si no te ves la cara, si no es gente que te presentó algún amigo, si no es un grupo de estudio de un taller que estás haciendo fuera del horario laboral. Si no es en alguno de esos contextos sí, suena muy extraño.
Saludar a todos a la mañana cuando te levantás o darles las buenas noches cuando te vas, es un acto de buena educación, pero en este caso pensaría que es una verdadera locura. Y tiene razón, sólo que uno hasta cuando está frente a la computadora, sigue siendo un ser educado. Como él me enseñó.
También es probable que si le contara que alguien me retuiteó, seguro pensaría que entendió mal y que lo que yo le quise decir es que alguien "me re puteó". Y me preguntaría otra vez, qué hice yo para que alguien que no conozco "me re putee".
Alguien me mandó un DM podría comentarle al pasar y él sorpresivamente me diría: "¡No lo comas!", creyendo que un desconocido, alguien quien yo no conozco y él tampoco, me envió un paquete de DRF o de M&M-.
Y si supiera que yo también sigo gente, probablemente pensaría que algún problema psíquico tengo que acecho cual psicópata a gente que no conozco. ¿Por qué yo tendría que acechar a alguien o acosarlo mientras vive su vida absolutamente privada?.
El punto más dramático de entender sería el famoso "Hashtag". Probablemente trataría de explicarle entendiendo que no entiende nada, que es un juego, algo que hacemos todos juntos al mismo tiempo. "Orgía" gritaría desaforado pensando que tiene una hija con serios problemas de promiscuidad.
Él tendría todo el derecho del mundo en pensar que sus siembras no dieron frutos y que su hija tiene serios problemas. Y claro, él no tendría la menor idea de cómo ayudarme para que yo pueda volver a encarrilarme en una vida más sana, menos loca.
A lo mejor le daría más seguridad si le contara que en realidad no uso mi nombre, que en su lugar elegí un sobrenombre, un seudónimo. Y claro, pobre, ahí pensaría que yo estoy teniendo problemas de personalidad. O en su defecto, que estoy tan desagradecida con el nombre que eligió para mí, que yo elijo no usarlo. Una verdadera y absoluta mala hija!
Si, todo sería tan pero tan difícil de explicar que mejor me ahorro todo eso y no le cuento nada. Si al final, le explique lo que le explique, él no entiende nada...

miércoles, 21 de abril de 2010

Ponele la firma


Sin nombre, sin identidad, sin identificación. Cualquiera puede escudarse tras una personalidad que nadie conoce, tras una voz que nadie en la realidad escucha. La libre forma de expresarse con enfado, con desenfreno. La liberación de la ira tras palabras muchas veces hirientes y muchas veces resentidas. Frases colmadas de insultos, de infamias, de agravios, de ofensas quedan impresas eternamente en espacios virtuales, en paredes, en carteles...
El anónimo era conocido como ese hombre o mujer, que cientos de años atrás había sido el creador de algún escrito al que nadie podía encontrarle la autoría. Pero hoy es otra cosa. Hoy el anónimo es un nombre en sí mismo, es un escudo común a todos, una protección de igual calidad para todos. Una especie de democratización pareja y equitativa que esconde la identidad de cualquiera, en el momento que sea. Pero lo que también esconde, es el miedo. El miedo a dar la cara.
Nada impide que aún firmando digas lo que pensás o lo que querés. Nada impide que te expreses a gusto y disgusto cuantas veces quieras en el medio que sea. La diferencia radica en que la identidad lleva implícita la palabra responsabilidad. Si lo decís vos que te llamás tal, lo que decís toma cuerpo, toma espacio, toma un lugar. Y ahí es cuando los dedos de los demás, pueden señalar hacia el punto donde se encuentra el emisor de dicho... dicho.
No llevar nombre ni apellido, puede provocar una sensación de impunidad, de "liberación". Claro, no deberás hacerte cargo ni responsable de lo que eso que se diga pueda provocar. Pero cuando la causa es importante y no es un chiste o un insulto por deporte,, una ofensa sólo para molestar o un agravio sólo para perjudicar, esa causa, esa opinión, esa justificación, también pierde valor. Porque ¿quién lo dice? -Nadie. ¿y por qué lo dice? -Por nada. Anónimo es nadie y es todos. O sea, pocos o muchos, un individuo solo o todos diferentes. No hay como medir en calidad y en cantidad lo dicho, lo acotado, lo escupido en palabras como forma de expresión, de opinión. Es el anonimato en lo expresado, sea malo o bueno, lo que genera una sensación de liberación pero sin consecuencias, sin represalias. Lo que uno dice desde uno, siempre tiene consecuencias, buenas o malas; por cumplidas o por incumplidas; por razonables o por irracionales. Es ahí cuando entra el poder de la firma, el poder del nombre como identidad, el poder de la identificación. Ahí es donde realmente se te escucha o se te valora con el valor completo de la palabra, de la oración, del contenido. Porque hay alguien detrás con una historia, con una vida, con un pensamiento. Y es ahí cuando se expresa la verdadera libertad. Yo que soy esto, pienso esto. Los medios de expresión han cambiado y la libertad de decir, también exige la responsabilidad sobre la libertad de poder decir. No hay valor en un insulto, en una crítica, en un pensamiento, en una opinión, si quien lo dice no lo dice porque no sabemos quién lo dice. Puede ser cualqueira y puede ser nadie. Desde ese lugar, nada vale porque nada es. Porque nadie sos.




viernes, 5 de marzo de 2010

MEMORIA DECONSTRUCTIVA


Aparecen y desaparecen. Entran en escena como fantasmas holográficos cuando menos lo esperás. Sin memoria del pasado no recuerdan, o hacen que no recuerdan y montan escenas de grandes protagónicos con frases destructivas. Se olvidan, se olvidan de lo que hicieron y juzgan de mala gana lo que otros están haciendo o intentan hacer.
Te invocan y en tu nombre estallan y despliegan grandes construcciones , de lugares comunes, vacías en contenidos. Dicen y no dicen nada.
Acusan, con el dedito levantado. Aseguran los males de los otros y omiten decir los males que ellos han hecho. Se esconden cuando ellos deben ser juzgados y sólo aparecen para entorpecer y generar pánico. Asustan, confuden, evaden, marean. Sus apariciones marean. Hablan de nuevos cambios y son ellos los viejos aires. Ellos, que oscurecieron todo lo que debía tener un aura clara. Y ahora estorban, molestan, frenan, enferman, paralizan. Colocan palos en la rueda sería la frase correcta. No dejan que nada crezca. No dejan que nada evolucione.
Lo que hacían cuando estaban con los pantalones bajos, hoy lo critican. Sin argumentos, sin propuestas. Y acusan, subestiman, traicionan. Usan la ley como freno y a los jueces como escudos. Y eso aumenta la desconfianza en esa mujer con los ojos tapados que sólo se guía por el peso de las cosas en una balanza. Esa , que busca el equilibrio y el orden.
Y se olvidan de los que sufren, de los que padecen por lo que ellos han hecho en el pasado. Ese, que casualmente no recuerdan.
No quieren que entiendas, prefieren que no sepas. La gente no tiene que entender, afirman dejarte al margen así ellos operan por vos.
Se oponen porque dicen que para eso están. Pero se oponen por capricho, por déspotas, por ansias de poder, de protagonismo. Y hacen chistes, emulan a grandes cómicos aunque no les sale. Fracasan porque dan risa, pero de vergüenza ajena.

Y no paran. Siguen. No se conforman. Piden que se haga y cuando se hace, se oponen igual. Y manchan todo lo que pensás, lo que creés, lo que buscás., lo que deseas. Cometen los más grandes ridículos y los más grandes movimientos derrocadores. A los gritos enfurecidos se oponen a todo y no defienden nada. No hay nada en el fondo, no hay fondo en la nada. Están vacíos, privados de gloria por su incapacidad. Privados de respeto por su maldad.
No pensaron en uno antes, tampoco lo hacen ahora. Nos usan en sus palabras creyendo que hablan por todos y así nos entierran a todos en el mismo lodo.
No hay crítica constructiva, hay evasiva destructiva.

No lo están haciendo por vos, lo están haciendo por ellos. Y ensucian tu nombre para tambien ensuciar tu futuro.
Seamos más astutos que ellos y no los dejemos detenernos.

Escuchemos aunque nos tapen los oídos. Veámos aunque nos cubran los ojos.
No olvidemos, aunque ellos olviden...

martes, 12 de enero de 2010

ALTOS TACOS

La moda incomoda pero a nadie le importa. El precio que se paga por llevar puestos esos zapatos tan deseados, a veces es mucho más caro de lo que resultó ser la cuenta final que aparece en la tarjeta de crédito. Eso sí, lo vale.
Siempre fueron como tesoros preciados, objetos del deseo que hipnotizan, objetos que se convierten en una obsesión. Ya de chica era verlos, imaginármelos puestos y salir corriendo a comprarlos. Pero siempre hay algo que sucede, basta que los quieras para que no haya de tu número, para que no haya de tu color favorito. De chica he llegado hasta usarlos más pequeños por no encontrar de mi número exacto. He sufrido, he llorado por ellos. Los he padecido, pero siempre con la frente alta, orgullosa de ellos. Una verdadera desgracia.
Cuando medís menos que un hobbit y tenés la suerte de no tener el pie tan ancho como ellos, la altura del taco es el secreto. Te cambia la altura, la postura, tu paso es más femenino y delicado. Todo es más glamoroso. El tamaño del taco es directamente proporcional a la seguridad que se siente. El grado de presencia aumenta con los centímetros.
Cuando ves todo desde abajo, es notable notar que desaparecés entre el resto de la gente que se encuentra en el mismo espacio físico que vos. Pero cuando tu taco es pronunciado, tu ego también se pronuncia. Sentir seguridad al entrar a un lugar, al caminar, al interactuar con otros mientras te miran a los ojos, es millones de veces mucho más placentero que si miraran al piso como si se les hubiera perdido algo. Y lo peor, es que ese algo sos vos.
Problemas de columna, pies hinchados, juanetes, dolor de dedos apretados, talones lastimados, plantas con ampollas, tobillos doblados, son tantas las cosas que pueden causar esos hermosos tacos...
Los zapatos son definitivamente una debilidad. Para los hombres son los autos, el fútbol, las motos. Para nosotras, son esos benditos calzados. Y hay de tantos colores y formas...
El mundo de la moda pisa firme en materia de calzados. Cerrado, abierto, medio abierto, con tiritas, tipo sandalia, tipo botita, con forma de ojota, casi zapatilla, clásico, moderno, de gato! Las variedades en sus formas son incontables. La creatividad debe tener una carpeta aparte en su archivo con el nombre "zapatos" o "shoes", ¿quién sabe?
Y no importa si tenés 350 pares, siempre necesitás alguno más que combine con algún vestido o atuendo determinado. Siempre, pero siempre, te falta uno... -par me refiero- Lo más probable es que ya no tengas más espacio donde guardarlos, pero tampoco eso te importa.
La adicción que genera el zapato es casi o tan dañina como la droga. Siempre querés más y la satisfacción que provoca tenerlo, usarlo, llevarlo, termina destruyendote el cerebro de a poco. Pero para esto no hay centros de rehabilitación, en eso estamos re jodidas. A lo sumo tendrás algún novio que esté harto de no tener espacio en el placard y trate de frenarte. O algún marido que ya no quiera destinar más porcentaje de su sueldo en esos objetos tan poco útiles para ellos. Ahora eso sí, seguro disfruta cuando te los dejás puestos. Eso, es recontra probable.
Y sí, los zapatos son un fetiche, un elemento de colección, unas hermosas Ferraris sin rueditas. Y aunque avances como pisando huevos, siempre es mucho pero mucho más atractivo llevarlos puestos que verlos desde lejos, en elguna vidriera del centro.



domingo, 10 de enero de 2010

EN ESTADO DESCONECTADO


Sms, Mms, Msn, mail, tweet, post... Mientras el mundo avanza en siglas, pasa por encima mío una especie de huracán cibernético que arrasa con todo. Yo corro, corro, corro intentando llegar lo más lejos posible pero por más rápido que corra me pasa, siempre me pasa.
El lenguaje cambió para llevarnos a un diálogo distinto, más confuso, más abreviado. Acotado a códigos de una intepretación mucho más subjetiva, mucho más interpretativa.
La comunicación se convierte en una especie de caleidoscopio, no importa hacia donde lo gires o el movimiento que le provoques, nunca ves lo mismo. La literalidad ya no es tal.
Haber leído y escrito sobre papel, donde no podés borrar porque lo que impreso, impreso está. Y pasar a una nueva forma de comunicarse donde la palabra "borrar", "eliminar" o "delete" aparecen como una operación posible al final de cada oración, hacen que pierdas la esencia de lo que se dice "palabra".
Palabra de honor -palabra de hombre-te doy mi palabra-lo dejo por escrito-, ya perdieron su significado y su promesa. La comunicación de hoy imprime o elimina pensamientos tan facilmente que se desvanecen, se apagan, se pierden. Y en un mundo donde no todos pueden comunicarse con palabras, las emociones quedan completamente fuera de juego.
El no estar mirando al otro, escuchando su voz, su intención al hablar, su expresión al escuchar, nos lleva a una comunicación distinta. Una especie de impunidad eterna que permite que puedas decir cualquier cosa, en cualquier contexto que no serás ni juzgado, ni sentido por eso.
Cambia la forma de hablar, cambia la forma de escuchar.
¿Acaso hay que destrozarles el oído para que aprendan a oír con los ojos?- escribió Friedrich Nietzsche una vez, podría gritarlo hoy a viva voz y estaría en lo cierto.
Sentir con todos los sentidos es distinto, es más profundo. No lograr conectar con todos mata, destruye la verdadera comunicación, destruye el lenguaje. Lo escrito es lo que dice, pero la intención al decirlo, los gestos al pronunciarlo, el perfume al emitirlo, el sabor al escucharlo, le da realidad al sentido, le da honestidad, le da verdad a la palabra.
Intentar mirar una pantalla o un fotograma de algún momento captado en el tiempo, como avatar o íncono de alguien real, de alguien de carne y hueso, distancia. La calidez se pierde, se pierde la conexión.
Estar "conectado" hoy está más cerca de estar alejado, de estar en otro lado. No ahí siendo uno y el otro, siendo el otro...






CHOCOLATE CON CHILI



La soledad tiene esa magia de compañía que no la tiene un amigo, un novio o un familiar. Tiene esa combinación de satisfacción con un dejo de sabor amargo. Es como un chocolate. Tan placentero que hasta combinado con chili, es perfecto.
Muchos podrían decir que la soledad es como un lugar oscuro, solitario, triste. Pero es mucho más que eso. Es eso, y un abanico tan grande de sensaciones que hasta a veces apabulla.
Como si fuera un chocolate, su sabor es tan pero tan placentero que se deshace de a poco y se esparce por el cuerpo lentamente provocando ese éxtasis maravilloso que dura algunos segundos. Es como la felicidad, es un momento.
La soledad es un conjunto de fragmentos, pensamientos y encuentros con uno mismo. Como el reflejo. Es la degustación de pequeñas partículas de diferentes condimentos que le agregan excentricidad al chocolate. Esa forma de verse a uno con uno, y sin uno.
Ese aislamiento no es un encierro, es una apertura. Una inmensa puerta abierta a un mundo que sólo uno conoce en su totalidad, en su profundidad. Es ese único lugar donde todo lo que se diga, se piense o se haga, queda y muere ahí.
Ese dejo picante, es la mejor parte...

martes, 5 de enero de 2010

LA LUNA Y YO


Mientras algunos miraban las montañas, mientras otros miraban el mar, yo miraba la luna. Y le hablaba de frente, en una charla íntima, sagrada, intimidante. No fui compasiva con ella, la miraba fuerte, con ganas, con el deseo profundo de que me escuche, de que me calme. Le hablé sobre mis deseos, sobre los cambios que quería, sobre las cosas nuevas que quería vivir.
Empezaba un nuevo año y ella encima estaba azul, distinta, exótica. No era la misma de siempre, algo nuevo traía, algo nuevo presentía.
Le conté lo que dejé atrás, lo que abandoné y lo que lloré. Y le conté sobre lo que quería cambiar, lo que quería mejorar, sobre cómo me quería reir. Ese mirar hacia adelante que entusiasma, que renueva. Ese deseo tan profundo que hace que las cosas sucedan tarde o temprano.
La miré con cariño, con placer y agradecida de poder disfrutarla, agradecida de que me brindara un poquito de su luz para iluminarme, aunque sea por un ratito. De alguna forma la escuché, de alguna forma la sentí. Si algo me dijo no puedo revelarlo y si algo me mostró no puedo ilustrarlo. Pero si puedo decir que todo sirvió para algo. Puede que haya sido mágico hablar con ella un fin de año, una noche de cambio en el calendario. Puede que el deseo de querer, haya provocado algo nuevo un año nuevo...