domingo, 10 de enero de 2010

CHOCOLATE CON CHILI



La soledad tiene esa magia de compañía que no la tiene un amigo, un novio o un familiar. Tiene esa combinación de satisfacción con un dejo de sabor amargo. Es como un chocolate. Tan placentero que hasta combinado con chili, es perfecto.
Muchos podrían decir que la soledad es como un lugar oscuro, solitario, triste. Pero es mucho más que eso. Es eso, y un abanico tan grande de sensaciones que hasta a veces apabulla.
Como si fuera un chocolate, su sabor es tan pero tan placentero que se deshace de a poco y se esparce por el cuerpo lentamente provocando ese éxtasis maravilloso que dura algunos segundos. Es como la felicidad, es un momento.
La soledad es un conjunto de fragmentos, pensamientos y encuentros con uno mismo. Como el reflejo. Es la degustación de pequeñas partículas de diferentes condimentos que le agregan excentricidad al chocolate. Esa forma de verse a uno con uno, y sin uno.
Ese aislamiento no es un encierro, es una apertura. Una inmensa puerta abierta a un mundo que sólo uno conoce en su totalidad, en su profundidad. Es ese único lugar donde todo lo que se diga, se piense o se haga, queda y muere ahí.
Ese dejo picante, es la mejor parte...

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